27/01/14
Otro lunes que es domingo. He salido de Alicante a las 9 de la mañana y me quedan por delante más de 12 horas de viaje hasta llegar a casa. No si es químicamente posible, pero he sufrido dos procesos gripales, con toda su parafernalia, en menos de 15 días. Varios de los temas de este disco han sido montados en estado febril, por lo que, en mi opinión, están dotados de un carácter especial.
Tras una semana de trabajo intenso dejo esta ciudad con la sensación de siempre: la de que aquí ocurren cosas importantes, y que meterle un gol a la vida puede consistir, sin más (y sin menos), en un plato de arroz frente al mar junto a quienes merecen tu tiempo.
Héctor Bardisa es un gorila, un warrior, un traductor simultáneo del idioma legardoniano al bombo-caja-crashrajado. Donde mi imaginación vislumbra un paradidle, él lo ha dibujado ya. Es el alicantino supremo, maestro del gong tocado con pezuña. Al local, con Héctor, no se va a ensayar. Se va a EXORCITAR: a exorcizar la mierda, a excitarse, a dejarse excitar. Se va a agarrar las canciones por sus genitales y a borrarles palabras. A contener la respiración y dejar que la mano derecha planee sobre las cuerdas de la guitarra sin tocarlas. A liberar el temblor de las piernas. A que el timbal base cante por ti. A conseguir que el ampli suene como si estuviera en llamas. A vaciar, a limpiar, a desbrozar.
Y no sólo salen de allí los temas renovados, sino una misma. Soy la «cowgirl in the sand» que suena ahora con el potenciómetro a tope. Veo con la claridad de quien ha resuelto en sueños un problema de mecánica cuántica.
Gracias Bea, JK, Eva, Sole, familia Bardisa Meseguer. Gracias Héctor. Nos vemos pronto, cuando Paco haya puesto los micros y esté listo para darle al REC. Mientras tanto, subid el volumen y que paséis un feliz día.
PD: Exorcitar es un neologismo dedicado a partes iguales a Dani Moreno y Álvaro Sanz.