Por segundo año consecutivo mi amigo Álvaro Sanz (Los Cursos de Alvaro Sanz) me ha invitado a su festival Inspira para dar un pequeño taller de improvisación musical. Aproveché el largo viaje en tren desde Bilbao hasta Tarragona para leer el libro “La mirada creativa” de Peter Jenny, y tomar algunas notas con las que arrancar la atención de los inscritos (en su mayoría fotógrafos o artistas visuales):
“Tu mente es el escenario. Tus ojos la iluminación”.
Nos encontramos en plena montaña, donde el paisaje sonoro es riquísimo y muy diferente al que estamos acostumbrados a escuchar a diario los que vivimos en entornos urbanos, ya sean más o menos grandes. Mi objetivo en el taller fue fomentar la apertura a la hora de reconocer que en cada pequeño detalle existe una idea por explotar, abrir los ojos a lo incidental, a la belleza de lo ordinario, que en este preciso contexto es extremadamente sugerente. Volviendo al texto de Jenny, “¿cómo observar y reformular la realidad desde una óptica creativa y artística?”. Reinterpretar el mundo, en definitiva.
Hace cinco noches soñé con el taller, y fantaseé con que interpretaríamos la obra titulada “Una tarde de junio”, de Rubén Gutiérrez del Castillo. “Una tarde de junio sólo podrá ser realizada en junio”. Así comienza la partitura de instrucción. Llamé al compositor y le conté mi idea. Él se ofreció a adaptar la pieza para grupos de músicos en vez de para intérpretes individuales, y a realizar los cálculos matemáticos expresados en las instrucciones para determinar la duración de la obra, el número de intervalos y de eventos sonoros, teniendo en cuenta que sería interpretada el 28 de junio del 2014. Dicho y hecho: una orquesta de 25 músicos, a-músicos y no-músicos, nos brindaron uno de los momentos más especiales del festival.
Las fuentes de sonido que intervienen en “Una tarde de junio” son cinco: agua, madera, aire, sonidos bucales y piedras. Todos ellos, elementos de este entorno y que se convirtieron en sus instrumentos musicales durante los 23 minutos (la suma de los dígitos de la fecha concreta) que duró el concierto.
En las instrucciones, el autor de la obra especifica “la intensidad de los eventos sonoros será consensuada por los músicos prestando atención al día en que se lleve a cabo la realización de la pieza y a las condiciones del lugar donde se haga. No todos los días de junio son iguales”. Y os aseguro que el 28 fue un día tan especial, y las condiciones del lugar tan insólitas, que pudimos ver a una madre (intérprete de aire) soplando suavemente el brazo de su bebé, a uno de sus compañeros haciendo sonar un inflador de colchonetas como el más mágico de los cánticos de un afilador que avisa con su chiflo de su llegada al pueblo, a los intérpretes de madera construir una txalaparta con cuatro troncos y golpearla con hojas y ramas (creo que alguno incluso la golpeaba sólo con la mirada). Entre el público las madres mecían a sus pequeños inmersas en una especie de mantra.
Reviso mi cuaderno de notas y encuentro un extracto de la contracubierta de “La mosca tras la oreja” de Llorenç Barber y Montserrat Palacios, que me ayuda a explicar cómo podemos enfocar este instante, creado de forma colectiva: “… el énfasis ya no se pone en el componer sino en el disponer, no en el concebir sino en el recibir, no en el sonido en sí (un sonido son todas las maneras de ser escuchado), no en el instrumento, ni siquiera en el tiempo, sino en la situación creada y en todas las conexiones que tal situación es capaz de generar en quien se adentra en ella”.
Álvaro Sanz traduce al lenguaje visual sus sensaciones: “Esto es una foto muy bien desenfocada”.
Gracias a Rubén Gutiérrez por concebir “Una tarde de junio” y adaptarla a nuestras necesidades, a los alumnos-intérpretes, a los asistentes al concierto, al viento (que en algunos momentos parecía ser invocado por la orquesta), y a Álvaro Sanz porque, como tú mismo pensaste al ver a alguno de tus alumnos de fotografía haciéndonos gozar golpeando un tronco con una piña con una partitura delante, “algo estás haciendo bien”, amigo. Gracias.
Ainara LeGardon. Festival Inspira. Siurana de Prades (Tarragona, 29 de junio del 2014).
PD: La foto es de Rosa Martínez, durante el ensayo previo al concierto.