David G. Aristegui y yo estamos inmersos en una suerte de Campamento Krusty, trabajando en nuestra monografía sobre SGAE durante una semana intensiva. De momento no nos hemos tirado ningún libro a la cabeza, solo ideas.
David ha escrito un genial texto introductorio que acaba de publicar en su blog y que hoy comparto con vosotros.
Podéis disfrutar de esta y otras entradas en:
https://marxcopyright.wordpress.com/2015/08/18/sgae-casadesus-y-los-libros-inexistentes/
La SGAE nos recuerda mucho al músico Mario Casadesus. A principios del siglo XX a Casadesus le pareció una buena idea el componer un concierto para violín y orquesta en re mayor y, con vistas a demostrar su capacidad creativa, atribuirlo a un tal Wolfgang Amadeus Mozart. Para darle mayor verisimilitud al engaño, creó una historia en torno a lo que se conoce hoy como el Concierto de Adelaida. En el relato de Casadeus, Mozart supuestamente compuso esta obra sólo con diez años y la dedicó a una de las hijas de Luis XV, la rebelde princesa Adelaida, azote de todas las amantes de su padre. En 1977 Casadesus se arrepintió de la decisión tomada y acudió a los Tribunales a reclamar la autoría de la obra, cosa que finalmente no logró, ya que a día de hoy se sigue atribuyendo el Concierto de Adelaida a Mozart.
Decíamos que Casadesus tiene puntos en común con la SGAE: esta muchas veces habla en nombre de los autores, cuando sus estructuras y formas de actuar son poco o nada democráticas, es decir, como Casadeus hizo con Mozart, la SGAE pone en boca de las y los autores cosas que ellos jamás han dicho. No hay participación porque no interesa que la haya. Pero además la SGAE, como Casadeus, posteriormente muchas veces se arrepiente de sus actos. Hoy prácticamente nadie reivindica la gestión de Teddy Bautista, cuando todos y cada uno de los miembros de su Junta Directiva miraron para otro lado durante sus excesos. O el caso, especialmente sangrante, de los manteros. Cientos de manteros pasaron por prisión como consecuencia directa del activo papel de lobby que realizaron la SGAE y resto de entidades de gestión, con el delirante objetivo de arreglar los problemas relacionados por la vía penal. Estos actos hoy a día de tienen funestas consecuencias, como el mantero recientemete fallecido en Salou.
Pero no hablemos sólo de lo malo. Mi amigo Servando Rocha organiza periódicamente desde La Felguera un Maratón de Prólogos de Libros Inexistentes. Consiste en redactar y explicar en un acto el prólogo de algún libro que te gustaría que se hubiese escrito, describiéndolo en detalle. Una vez conseguí que Servando me invitara a uno de los Maratones, pero diversas desgracias encadenadas me impideron finalmente asistir. Mi prólogo era el de un libro inexistente sobre la SGAE, donde hablaba de su historia, su funcionamiento y posibles alternativas a cómo funcionan en la actualidad los derechos de autor. Me vine un poco arriba e incluso añadí una entrevista con Teddy Bautista, algo muy improbable, de acuerdo. Pero gracias a mi amiga Ainara LeGardon finalmente ese libro va a existir. Ainara y yo estamos escribiendo la primera monografía sobre la SGAE no impulsada por la propia entidad. Una suerte de biografía no autorizada donde hablaremos de los vicios y virtudes de una SGAE que, en realidad, es casi una perfecta desconocida, más allá de recurrentes luchares comunes, tópicos y clichés. Teddy todavía no nos ha contestado, pero estamos realizando unas entrevistas interesantísimas, de dentro y fuera de la SGAE.
Lo que hizo Mario Casadesus con Mozart se enmarcaba en lo que era una peculiar tradición familiar: su hermano Henri compuso obras que quiso atribuir a Handel y Bach. Ainara LeGardon y yo nos queremos sacudir todas y una de las tradiciones e inercias que hay en los debates sobre la SGAE. Para ello, vamos a dar voz a todas las partes implicadas, detallaremos de manera pormenorizada el funcionamiento de la entidad y, muy importante, plantearemos alternativas concretas a los diferentes problemas que aquejan a la SGAE y la gestión colectiva de derechos. Si alguien busca un libro sobre todos y cada uno de los errores de la SGAE, condimentado con chascarrillos sobre Teddy Bautista y Ramoncín, que ni lo abra. Quien quiera entender qué es (y qué no es) la SGAE, su funcionamiento y cómo se podría mejorar… este es su libro. Escribo esto con la esperanza de que Ainara y yo consigamos dejar de participar en los Maratones de Libros Inexistentes de La Felguera. Hasta pronto.
David García Aristegui