(Foto Ainara LeGardon en Keroxen por Juan MaRe)
Un hito, una marca más en la lista de lugares mágicos en los que dar un concierto. La sede que alberga al Festival Keroxen, en Tenerife, es uno de ellos. Como casi siempre que realizo un solo de improvisación, trato de impregnarme con la historia del lugar y construir una dramaturgia sonora, o al menos crear hilos conductores entre las pequeñas piezas o procesos que se van sucediendo. El espacio es un instrumento más, casi el más importante, puesto que su acústica determinará los cauces por los que fluirá el sonido, el movimiento, las ideas casi en forma de líquido.
Un tanque de petróleo. ¿Qué más puedo pedir? Un tanque de petróleo que desempeñó su cometido en los años 30 del siglo XX, y luego se vació y permaneció como una mole inservible hasta que se le ha dado un uso como lugar para la creación artística. Un majestuoso espacio con una reverberación de ¿17 segundos? ¿En serio? Cuento en voz baja hasta 17 y sonrío.
Y recuerdo el día en que Archipiel grabamos una pieza durante nuestra residencia en Azala. Era primavera, el césped aún estaba húmedo y yo me tumbé en una esterilla de gomaespuma. El sol pegaba fuerte. Le dimos al REC. Al cabo de unos minutos empecé a acalorarme, luego a quemarme. Y cuando me quejé en alto de que mi cuerpo estaba ardiendo, Álvaro dijo con una voz que no parecía la suya “estás tumbada sobre una charca de petróleo”. Le miré y le vi comiendo hierba a mi lado. Lentamente, parecía un rumiante. “Petróleo”, repetía con la boca llena y la dicción rota. Un abejorro nos sobrevolaba y su zumbido fue el despertar perfecto para la consciencia.
Ahora floto en un tanque de petróleo. Imagino a mi amigo masticando hierba y a cualquier insecto tratando de sobrevivir en un entorno negro y denso, que parece la descripción de una existencia pasada. Cuánta muerte y cuánta vida en este depósito. La densidad de mi propio cansancio determina una pieza en la que se mezclan los sonidos acuosos del contenido de los bidones, con un canto de sirena lejano, al otro lado del teléfono con línea directa a la nada.
Gracias a los que escuchasteis en silencio y os dejasteis llevar por los fenómenos climatológicos, extraños e incómodos, que surgieron a través de los micrófonos.
Gracias al Keroxen por la oportunidad de intervenir en un lugar tan mágico. A Bonny y Dácil por la amabilidad y hospitalidad.
Gracias a Juan MaRe por capturar los momentos con ese encanto que le caracteriza.
Suena el viento baladrando entre las rendijas de dos puertas mal cerradas. Desde aquí veo el mar entre nieblas. Que paséis una buena tarde.
“Ainara LeGardon tomó una pequeña parte del escenario central para deleitarnos con una sesión de improvisación libre en la que su voz y diversos objetos amplificados crearon una de esas atmósferas etéreas de escalofrío reverberante y cargada de una teatralidad sublime. Los cantos de sirena de esta bilbaína, sus artificios vocales y mecánicos, sus acoples musitados y sus movimientos y ruiditos emocionales se volcaron en una audiencia hechizada por la magia de su espectáculo. Un show tremendo que describe la calidad experimental de las propuestas del festival”.
Extracto de la crónica en https://lagenda.org/noticias/cronica-keroxen-quinta-jornada
PD: “Petróleo” de Archipiel se puede escuchar en: https://soundcloud.com/elhombreclasico/petroleo