Mutriku-Lekeitio 04/02/15
Seis chalupas en medio de un mar blanco de hierba helada.
En el cielo, un color gris plomo que nunca había visto fuera de los libros de Química.
Toda una hilera de embarcaciones en la ría del Artibai espera paciente en la arcada de la iglesia de Ondarroa, como fieles que acuden al servicio religioso.
Los abetos juegan a lanzarnos bolas de nieve sin necesidad de ponerse a resguardo después, pues nos saben incapaces de devolver el ataque.
A esta velocidad tardaremos 29 minutos en recorrer 10 kilómetros. Tenemos un litro de leche de avena, un mazapán, cuatro galletas de sésamo, un quitanieves en sentido contrario, el tono de la galena, las gaviotas y una buena misa oficiada por Scout Niblett.
El brazo más pesado de un eucalipto cae vencido a la carretera. Los demás lloran lagrimones de agua gélida.
Hemos ganado.