A los homínidos, a diferencia de los otros animales, les basta con imaginar que lo van a pasar mal para pasarlo mal y desencadenar idénticos impactos a los provocados por una amenaza real. “El único primate capaz de sentirse impotente y desesperado ante algo que está ocurriendo en el otro extremo del planeta, o de algo que ocurrirá dentro de 50 años, es el humano, que puede desplazar ese proceso a través del tiempo y del espacio. La capacidad de conmoverse por hechos que ocurren lejos es característica del ser humano”. Aún a riesgo de que me perdáis el respeto, confesaré que lo leí en una entrevista de Eduard Punset al neurólogo Robert Sapolsky.
Yo añadiría que, de igual forma, nos emocionamos recordando algo que ha sucedido: Escucho mi voz cantando al miedo y me estremezco del mismo modo que lo hice en el instante en que lo viví.
La foto es de Rafa Rodrigo y es mi favorita, por especial, de las de ese día. Que escuchéis y os emocionéis bien, y paséis una feliz noche.