Apenas pude apartar la vista de su flequillo, de sus labios pintados de un rojo que hacía juego con sus botines y se fundía con el rosa pálido del interior de su boca. Cantaba sintiendo cada exhalación de aire.
Ayer conocí la esperanza.
Él, elegante, se movía buscando los ojos de ella. Llegó a susurrarme estas ganas de hacer que hoy me inundan.
Ayer conocí la esperanza, exquisita y fina. Sólo durante unos segundos desvié mi mirada para observarme los pies, las piernas, y agradecer estar allí en ese momento.
A veces pasan cosas como esta, que te conectan a la vida y casi ocurren de milagro.
Mil gracias a Elle Belga por su concierto de anoche en Bonberenea Sutan. Fue un regalo inspirador.
“Ayer conocí a la esperanza,
una mujer no muy alta,
cogí sus manos frías
y sentí calor.
Me enseñó cómo se salva
un corazón con óxido,
porque aquí nuestra lluvia
puede ser bendita”.
(“Esperanza” de Elle Belga).