A finales de diciembre pensaba a ratos “se me va a pasar la fecha para compartirlo y celebrarlo”, y sí, se me pasó el 30 aniversario de mi primer concierto: 27 de diciembre de 1991. El mismo día de 2021 estaba haciendo otras cosas importantes, y supongo que la celebración, por el mero hecho de seguir haciendo música, la experimento desde hace ya tiempo como algo continuo e íntimo.
De aquel concierto no hay imágenes ni grabaciones de audio. Solo un flyer que me recuerda el lugar, la fecha y el nombre de aquel dúo (nombre que duró solo unos meses, dúo que duró un par de años bajo otras denominaciones).
Esta foto que comparto hoy es del segundo concierto que di en mi vida, en 1992, en la que hoy es la sala Potemkim de Salamanca. Tenía 15 años. Nos llamábamos Automaniak, y, aunque yo ya llevaba una guitarra eléctrica colgando, lo nuestro eran los sintes y las cajas de ritmos. Queríamos hacer algo más parecido a tecno industrial (así lo llamábamos entonces) que a otra cosa. No lo conseguimos, pero agradezco aquellos años de aprendizaje temprano e ilusión constante. Las manos temblaban cuando iban a conectar un cable en el escenario. Eso no cambiará nunca, aunque pasen otros 30 años más. Solo pido que ese temblor perdure, siendo siempre muestra del bello riesgo que conlleva hacer música desde los márgenes.