Diario de viaje de una gira cualquiera. Parte VII.
Me mece el traqueteo negro tras la ventana. Al amanecer la estela de un avión se pierde tras una nube diez mil veces más grande que él. Sin avisar aparece de nuevo, sólo un segundo.
Me mece el traqueteo negro tras la ventana. Al amanecer la estela de un avión se pierde tras una nube diez mil veces más grande que él. Sin avisar aparece de nuevo, sólo un segundo.
Es tarde de sábado. Revolotean mosquitos. A lo lejos oigo txalapartaris blandir canciones de boda que relajan mis oídos tras la enésima escucha de “Every Minute”. Ya está fuera. Ya le he visto los ojos.
En estos días trabajo con Karlos Osinaga en las mezclas (tardías) del nuevo disco. Hablamos de planos sonoros, de razones, de intenciones. Intento justificar conceptualmente las decisiones artísticas tomadas anteriormente.
Esta mañana Wade Matthews me ha recordado un refrán anglosajón: «escribe el libro que te gustaría leer». Si no nos gusta lo que vemos, algo habrá que hacer para cambiarlo. Estos días a mi mesa le crecen ideas.
El tren se ha detenido
y a pocos metros de mí
un caballo ámbar
con calcetines blancos
baila siguiendo el ritmo
de «Spectral beings».
El 3 de agosto del 2014 se ha publicado “Música con sello propio”, un reportaje a doble página en Deia en el que Amaia Santana ahonda en mi labor docente y mi postura ante la autogestión.
No sé por dónde empezar esta nueva entrega del diario de viaje, puesto que el que he vivido en los últimos días no ha sido un periplo agradable. Ni siquiera me he movido en el espacio más que unos pocos cientos de kilómetros.
Por segundo año consecutivo mi amigo Álvaro Sanz (Los Cursos de Alvaro Sanz) me ha invitado a su festival Inspira para dar un pequeño taller de improvisación musical.
Era el verano del 2004, hace exactamente 10 años, cuando Álvaro Sanz (Los Cursos de Alvaro Sanz) y yo hicimos nuestro primer viaje juntos a Siurana. Recuerdo con total nitidez la canción que sonaba en su viejo coche, subiendo por la carretera que lleva a la montaña,
Hoy he leído en una noticia que una chica descubrió un mensaje de auxilio en la etiqueta de un vestido que acababa de comprar en la cadena Primark: «Forced to work exhausting hours» («Forzado a trabajar horas extenuantes»).
“Trato de rodearme de personas que se convierten en mis mejores amigos. Así es como logro estar realmente cerca de la gente, haciendo música con ellos”, le dice Bill Frisell a Marc Ribot.
En mi camiseta de Low reza «Someday this will all make sense». Me la pongo cada vez que me flaquean las fuerzas, que dudo de si el sacrificio y el empeño que le ponemos a aquello a lo que nos dedicamos merece la pena.
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