«Múltiples deseos, múltiples cementos» es una reinterpretación del proyecto «El deseo como cemento» (descrito en este mismo blog) a través de una actividad de mediación realizada con alumnas de la Facultad de Magisterio de Donostia. Ha resultado ser una experiencia fantástica y sorprendente, en la que las participantes han aportado sus propias ideas y propuestas, tanto a nivel sonoro como emocional, incluyendo sus historias personales en la pieza. Este aspecto ha sido lo más enriquecedor en la elaboración del trabajo.
En esta ocasión, las grabaciones de campo tomadas en las ciudades han quedado en un segundo plano. El objetivo era que fueran las aportaciones de las alumnas las que cobraran el protagonismo en el desarrollo de la pieza, al tratarse de una reinterpretación de mi proceso vivido en Polonia.
Se presentó ante el público como una experiencia en forma de performance sonora, que representa un viaje a través de las emociones y las historias que ocurren en las ciudades. Las participantes fueron Ane Goenaga, Ane Iturbe, Naiara Kaperotxipi, Meriem Guennoun y yo misma.
La muestra estuvo llena de todo lo que puebla las ciudades, y lo que nos pobló por dentro a nosotras aquel día:
emociones
conversaciones
pulsos
latidos que se aceleran y ralentizan
sonidos que van y vienen, que forman colchones
sorpresas al doblar las esquinas
recuerdos
sensaciones sutiles, otras más fuertes
urgencia
prisa y desasosiego a veces
calma y descompresión otras
canto, voz, melodía
realidad
Tras la presentación, se abrió un coloquio con el público, que queda reproducido a continuación:
Ainara LeGardon: Por mi parte quiero decir que ha sido toda una sorpresa que, con muy poco tiempo de trabajo por delante, hayan logrado conseguir semejantes texturas y sonidos a partir de su propias propuestas. Se merecen una felicitación por el buen trabajo realizado. Yo, sinceramente, he aprendido mucho de la experiencia y se lo agradezco enormemente.
Meriem Guennoun (alumna): Nosotras queríamos decir a todos los que estáis aquí que ha sido una experiencia maravillosa para nosotras, que nos ha abierto los ojos a otro tipo de música. La verdad es que trabajar aquí, todas juntas, ha sido muy emocionante porque, al crear los sonidos, hemos contado nuestras historias y encontrado las razones por las que queríamos que sonaran de una forma concreta. Ella [Ainara] también nos ha contado su historia, y ha sido para nosotras algo muy emotivo y muy bonito.
Ainara: Queremos dar las gracias de forma especial a Carmen [de las Cuevas], su profesora, porque ella fue la que puso en contacto a la institución con la gente a la que finalmente ha llegado la propuesta, y en última instancia con todos vosotros [refiriéndome al público].
Lo más bonito es vivir esta experiencia de pasar por todo un proceso, por todo un aprendizaje mutuo, y no sólo hacer una pieza y marcharnos a casa. El resultado final de la pieza es casi lo menos importante. Lo que importa es el recorrido que se hace, el tránsito juntos, el aprendizaje, el disfrutar y el emocionarnos haciéndolo.
Andrea (equipo DSS2016): ¿Nos podéis contar cómo han sido las reuniones y el proceso de mediación?
Ainara: Sí. Hemos hecho dos sesiones únicamente. Hace diez días tuvimos una primera sesión eminentemente teórica, en la que traté de trasladarles que detrás de una pieza, de una obra, de una composición, de un libro, etc. hay un proceso, un viaje, una búsqueda de muchas cosas. Existe un germen, la idea, que hay plantar, regar y trabajar. Muchas veces ese proceso nos lleva a conseguir metas que no nos habíamos planteado. Quizás la planta crece y da flores de un color que no habíamos intuido. Sobre todo en el ámbito de la experimentación y la improvisación, nos llevamos muchas sorpresas y encontramos hallazgos inesperados.
Salí de la primera sesión con la sensación de haberles soltado «un rollo», pero creí necesario contarles mis planteamientos acerca de este proyecto en concreto y cuáles habían sido mis fuentes de inspiración. No sólo hablamos de música, de hecho hablamos de muchas otras cosas que no eran música, desde lecturas hasta historias de la vida cotidiana que una va encontrando por las ciudades, y que a lo mejor no entiende, puesto que son pedacitos, ladrillos con los que luego se construye algo (de ahí el título de la pieza, «El deseo como cemento»). Viajando por Polonia me encontraba con personas hablando en un idioma que desconocía. Por el contexto, por sus gestos, me podía imaginar parte de la historia. Fui recopilando esos ladrillos y añadiendo cemento para construir el resto. Y eso es lo que hemos hecho nosotras: Lo que hemos aportado cada una han sido pequeños trocitos de nosotras mismas. Parte del planteamiento del proyecto es, para crear sonidos, utilizar objetos encontrados en las calles de las ciudades, comprados en mercadillos, o que para mí significaran algo especial. Les propuse que pensaran en historias, en objetos que para ellas tuvieran un significado especial. Han traído agua, piedras, etc., elementos que en un principio jamás habrían pensado que se pudieran utilizar para hacer música, que pudieran ser utilizados como instrumentos. Eso también ha supuesto una experiencia nueva.
Yo he mantenido algún elemento de los que utilicé allí. Por ejemplo, me llamó mucho la atención que en casi todas las grabaciones de campo se escuchaba de fondo el sonido de obras de reforma de la ciudad. Como ciudadanos no nos damos cuenta de que estamos rodeados de sonidos que pueden resultar incómodos, integrados en esa gran pieza sonora que nos rodea, y casi los ignoramos. Yo los he recreado mediante esa vasija que compré en un mercadillo en Wroclaw, llena de conchas traídas de aquí, y que haciéndolas vibrar reproducen el sonido de las obras de reforma. Curiosamente es el sonido que une a ambas ciudades en este preciso momento en que las dos se están vistiendo de gala para ser capitales culturales, es el sonido común de ambas ciudades. Yo pensaba que el sonido común sería el del agua, el del líquido, pero no…
Ellas han sido libres de proponer sus ideas. Sólo con la sesión de esta mañana, hemos trabajado en la búsqueda de los sonidos de los líquidos, de la lluvia… Hemos tratado de representar de alguna manera los sonidos de nuestra tierra. Yo llevé a Polonia madera, arena… y hoy ha habido lluvia, ha habido viento, y otros sonidos que nos representan. Lluvia hecha con el pelo, que se te ha ocurrido a ti probando [mirando a Ane Iturbe], experimentando.
Cada una ha traído lo que para ella significa algo especial, hemos trabajado con ello y además hemos incluido el uso de la voz. Me ha parecido bonito terminar así la pieza (muy tensa puesto que tiene una gran acumulación de sonidos, representando lo que es una ciudad: muchas historias, muchas vivencias de muchos habitantes) bajando paulatinamente hacia el final, hasta disfrutar también de algo parecido al silencio.
Esto creo que ha sido un buen resumen de trabajo que hemos realizado, ¿no?
Alumnas: ¡Sí! [Risas].
Chico entre el público: ¿Cómo se titula?
Ainara: Yo la titulé «El deseo como cemento», y a esta experiencia la he llamado «Múltiples deseos, múltiples cementos» porque además de nuestras cinco historias, están todas las de las personas con las que me fui cruzando en ambas ciudades. Es múltiple la historia que podemos contar, hay múltiples capas, se trata de un collage sonoro del que solo podemos percibir una parte, y el resto nos lo imaginamos, que es lo interesante.
Carmen (profesora Facultad Magisterio): Yo quiero decir algo porque estoy realmente muy emocionada. Por un lado porque para ellas tener la oportunidad de disfrutar con vosotros de todo este proyecto es muy grande, pero especialmente porque creo que están felices. Eso es muy grande. Felices aprendiendo, abriendo oídos, mente y muchas cosas más. Os dejé en la primera sesión de trabajo un poco asustadas [risas], y hoy habéis estado tan contentas que he pensado «esto va rodado». También me ha gustado mucho la red que has diseñado, y cómo has entrelazado los sonidos.
Ainara: Sí, bueno, tenemos la oportunidad de trabajar con estos pequeños amplificadores portátiles. Y es que en la vida los sonidos nos rodean por todos lados. En ningún momento he pensado en la pieza como un concierto en el que aquí esté el escenario y ahí el público, sino como algo envolvente. De hecho, ellas tenían libertad para moverse (esta mañana no estabais ahí sentados y era más fácil [risas]). Lo hemos diseñado así entre todas por ese motivo, para tener libertad de movimiento, tener libertad para utilizar los micros con los objetos que hemos traído, o con la garganta, con la voz, con el cuerpo… la libertad de sentir y hacerlo sentir.
Ainara: ¡Qué bien!
Carmen: Eskerrik asko.
Andrea: Muchas gracias, de verdad.
(La gente aplaude, van abandonando el local –Kaxilda, que nos acogió fabulosamente-, y yo me quedo recogiendo lentamente los micrófonos, los cables, las cintas… pensando en todo lo que ha ocurrido hoy, y agradecida por haber vivido esta experiencia).
PD: Creo que la partitura queda de la siguiente manera:
«Múltiples deseos, múltiples cementos»
(Pieza para ser interpretada por un número de entre 1 y 10 ciudadanos)
- Elige como instrumento uno o varios objetos/materiales/historias de la ciudad.
- Escucha al resto de ciudadanos.
- Reproduce junto a ellos
emociones
conversaciones
pulsos
latidos que se aceleran y ralentizan
sonidos que van y vienen, que forman colchones
sorpresas al doblar las esquinas
recuerdos
sensaciones sutiles, otras más fuertes
urgencia
prisa y desasosiego a veces
calma y descompresión otras
canto, voz, melodía
realidad
- Trata de dormir bien esta noche.
Ainara LeGardon, 2015.