He tocado en un refugio de montaña excavado en la roca, al borde de un acantilado, en el Delta del Ebro al amanecer, en una antigua fábrica de armas, en monasterios, en castillos y en viejos mataderos. Para engrosar el listado de lugares mágicos de donde se puede extraer un buen relato, el sábado le tocó el turno a La Gallera, en la Ciutat Vella de Valencia. El Festival Off Herzios inauguraba su nueva edición con mi propuesta y la de Fernando Junquera (Negro), haciendo posible, por fin, el encuentro musical que ambos ansiábamos desde hacía mucho tiempo.
Como cada vez que me enfrento a un solo de improvisación pienso en el lugar que lo acogerá, su acústica y su historia. La Gallera es un majestuoso espacio dodecagonal de unos 10 metros de altura, con una reverberación natural de más de 7 segundos. Escenario de cientos de peleas de gallos, hogar de trileros y corredores de apuestas de antaño. Quise brindar un homenaje a las aves muertas en ese suelo, darle la vuelta a lo sórdido y convertirlo en un canto liviano.
Pero a veces, la idea que se preconcibe, no resulta ser exactamente la misma que se lleva a cabo en un final. El mismo sábado antes del concierto co-protagonicé varios repasos involuntarios a mi propio pasado. Recuperé amistades olvidadas y abracé con anhelo el encuentro con otras personas que siempre están presentes, aunque en la distancia. Entendí que todo aquello sirvió para recordarme la cantidad de peleas de gallos de las que he salido airosa. Me faltan algunas plumas, pero, como me dijo Negro, he pasado de pantalla.
Así que allí estaba yo, cual ave que vuela desde el primer piso hasta el rincón de la pelea. No pude evitar bajar cantando desde las balconadas, tras las sillas ya ocupadas por el público que abarrotaba el lugar y acortaba la reverberación, poniéndomelo muy difícil.
El sepulcral silencio y la fina escucha de las 150 personas allí congregadas chocaba dentro de mí con las imágenes de los gritos, los cacareos, las broncas y el sonido de la sangre caliente derramándose en el suelo de piedra. No dejaba de pensar en cómo se ganan las peleas de gallos. En cómo quería hoy ganar la nuestra. Y fue así, de esta manera, como lo hicimos. Negro y yo. Abrazo tu mirada clara, amigo. Así se vence. Juntos. Como tú dices, «contigo, insert coin siempre». Subid el volumen de vuestra vida y, por si acaso, disfrutad.
Otros enlaces:
Álbum de fotos de «La Gallera»: http://www.flickr.com/photos/manumarpel/sets/72157639971832873/