En la tarde de la tercera jornada de grabación me asaltó la desconfianza. Como un monstruo, fue creciendo y haciéndose poderosa a lo largo de unas cuantas horas. Llegué a replantearme decisiones artísticas tomadas hace ya muchos años, y que creía sólidas y firmes.
En todo proceso creativo siempre nos tropezamos (o al menos deberíamos hacerlo) con un momento de vacilación, de titubeo. Yo considero ese instante como la situación más sana y enriquecedora posible, aunque parezca una puerta difícil de franquear. El cuestionamiento de nuestras ideas, las razones por las que materializarlas de una forma y no de otra, a qué debemos darle prioridad, y un sinfín de interrogantes más, nos llevan incluso a reconsiderar las bases de nuestra propuesta.
Con suerte, alguien nos hará ver el cuadro con la perspectiva necesaria para tomar las determinaciones adecuadas. Yo tuve a todo el equipo de superhéroes volcado en ello. Expresar en voz alta, debatir y defender las razones por las que una vez decidimos algo trascendental, nos hace reafirmarnos en nuestras conclusiones.
La mía, una vez más, se puede resumir en que ser REAL es lo más importante.
«Buscaré siempre, dudaré con frecuencia y desconfiaré de mí mismo». Cicerón.
PD: la foto, como todas las de esta serie, es de Rafa Rodrigo. Que paséis una buena noche.
Ainara LeGardon y Héctor Bardisa, por Rafa Rodrigo. La duda